El empresario Antonio Devoto mandó edificar en la villa que lleva su nombre, que proyectara el ingeniero y arquitecto Juan Antonio Buschiazzo en 1889, una costosa y espectacular mansión que sería el orgullo de todo el barrio, aunque no por mucho tiempo.
No habiendo demasiados datos claros y algunos totalmente ocultos, opté por "seguir" la descripción de Enrique Herz, en su libro sobre Villa Devoto, donde hay un capitulo dedicado a esta construcción. (1)
Pero también debemos aclarar algunos puntos de importancia valiosos en este relato, para no interpretar erróneamente ante la falta de datos precisos.
Fue diseñado por Juan Buschiazzo y edificado por la empresa constructora del ingeniero Alfredo Ceci en el medio de una manzana entera comprendida por las calles Av.Nacional (Salvador Maria del Carril), Esperanza (Joaquín V.Gonzalez), Nueva York y San Nicolás, corazón de Villa Devoto.
Herz señala que la obra fue finalizada en 1921 luego de varios retrasos prolongados.Si es así, ni Devoto ni Buschiazzo estaban vivos ya y por lógica tuvo que ser concluído por el ingeniero Ceci.
El sueño del Conde Devoto era que el primer huésped de la casona fuera el Rey de Italia, Vittorio Emmanuelle III, de quien había sido amigo cuando éste le otorgó notable título.
Elina Pombo de Devoto, su viuda, se propuso cumplir el sueño de su marido y finalizar la obra, pero enfermó repentinamente falleciendo tiempo después.
Más tarde el palacio y sus exquisitos objetos de valor fueron abandonados a su suerte hasta su desenlace final.
La mansión que nadie habitó
Antonio Devoto dispuso desde un primer momento que todos los materiales, de la más alta calidad que se utilizarían en la construcción, serían traídos desde su país natal, incluyendo la tierra.
La relación profesional entre el empresario y el ingeniero Buschiazzo comenzó con la proyección de grandes edificios para su empresa, su villa suburbana y sus residencias privadas.
Esta espectacular mansión alojaba cerca de doscientas habitaciones que se repartían de la siguiente manera:
En la planta baja, sala de espera, un gran hall, cocina, dos comedores de servicio, nueve habitaciones, seis baños y dos piezas de ropero.
En el primer piso también un gran hall, salón de honor, comedor, dos grandes galerías para cuadros, estudio, jardín de invierno, sala salón, salón para fumar y dos baños.
En el siguiente nuevamente un gran hall, capilla, sacristía, sala, loggia, escritorio, ocho dormitorios, cuatro baños y cuarto de ropero.
Por último el tercer piso, presentaba comedor, quince dormitorios, seis baños y cocina.Existía también un subsuelo que era utilizado como bodega y donde se encontraban las salas de calefacción.
Los interiores fueron realizados por los más conocidos artesanos de Europa.Abundaban mármoles, exquisitas pinturas, boisseries, parqués, mosaicos florentinos, valiosos muebles y artefactos eléctricos y arañas de la más espectacular calidad.
Rodeaba la construcción una reja artpistica con pilares de mampostería.
Cuando finalmente culminó su edificación en 1921, gracias a Elina Pombo de Devoto que fallecía ese año, el palacio quedó cerrado y abandonado.
Los Devoto no tuvieron descendendientes que pudieran haberse hecho cargo de la mansión.
Así esta maravilla arquitectónica repleta de riquezas en su interior quedaba sumergida en la traza de la manzana, oculta bajo un frondoso follaje por mucho tiempo.
Final anunciado
Por más de quince años el palacio que nadie habitó quedó como mudo observador de los progresos del barrio o lo que es peor sirviendo sólo como punto de referencia a transeúntes perdidos.
El juzgado interviniente en la sucesión de Elina Pombo de Devoto resolvió el remate del palacio en dos partes.Por un lado el exquisito mobiliario y sus revestimientos interiores y por otro el edificio vacío y su extenso terreno.
El primer intento fracasó ya que nadie ofertó ni siquiera la base estipulada.
Columnas de mármol botticino de una pieza, cristales enteros de cuatro metros, puertas de roble, estatuas de bronce, herrajes franceses, la gran escalera de roble, dos motores para ascensor, el magn´fico escritorio de palisandro y deás artículos increíbles se ofrecieron en la subasta realizada por el martillero Héctor Guerrico.
El 10 de Diciembre de 1938, un segundo ofrecimiento público por el palacio encontró comprador en el jóven químico César Tognoni, quien desde un primer momento intentó por todos los medios conservar la edificación.Pero los años de abandono y encierro habían hecho estragos en la residencia y para rehabilitarla hacia falta mucho dinero.Igualmente propuso instalar un sanatorio hospital para un público de clase media, sin embargo no encontró quien efectuara las reformas.Pensó entonces en crear una institución de asesoramiento industrial con laboratorios para estudiar y resolver problemas técnicos.Esa idea tampoco prosperó.Finalmente el Dr.Tognoni ofreció el palacio al Gobierno como alternativa para su preservación, pero tampoco encontró respuesta.
Así llegó el final anunciado y la inminente demolición.
Uno tras otro fueron cayendo los bloques de cemento ante la mirada atónita del vecindario que vió desaparecer de a poco lo que había sido declarado como orgullo del barrio.Las piquetas demostraron lo contrario y en un corto tiempo nada quedó del palacio que llegó a simbolizar a Villa Devoto.
Sólo la reja artística que lo rodeaba corrió mejor suerte al ser rehabilitada en la localidad de Martínez.
El solar se convirtió en un descampado que prontamente se subdividió en 38 lotes, escribiéndose así un nuevo capitulo de un barrio en constante progreso.
Sólo unos cipreses, testigos mudos de la masacre, siguen todavía en pie marcando el sitio donde alguna vez la historia fue otra.
(1) Enrique Germán Herz
Villa Devoto.Un barrio de quietud patriarcal
Cuadernos de Buenos Aires N° 49
Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires
-1978-
Fue diseñado por Juan Buschiazzo y edificado por la empresa constructora del ingeniero Alfredo Ceci en el medio de una manzana entera comprendida por las calles Av.Nacional (Salvador Maria del Carril), Esperanza (Joaquín V.Gonzalez), Nueva York y San Nicolás, corazón de Villa Devoto.
Herz señala que la obra fue finalizada en 1921 luego de varios retrasos prolongados.Si es así, ni Devoto ni Buschiazzo estaban vivos ya y por lógica tuvo que ser concluído por el ingeniero Ceci.
El sueño del Conde Devoto era que el primer huésped de la casona fuera el Rey de Italia, Vittorio Emmanuelle III, de quien había sido amigo cuando éste le otorgó notable título.
Elina Pombo de Devoto, su viuda, se propuso cumplir el sueño de su marido y finalizar la obra, pero enfermó repentinamente falleciendo tiempo después.
Más tarde el palacio y sus exquisitos objetos de valor fueron abandonados a su suerte hasta su desenlace final.
La mansión que nadie habitó
Antonio Devoto dispuso desde un primer momento que todos los materiales, de la más alta calidad que se utilizarían en la construcción, serían traídos desde su país natal, incluyendo la tierra.
La relación profesional entre el empresario y el ingeniero Buschiazzo comenzó con la proyección de grandes edificios para su empresa, su villa suburbana y sus residencias privadas.
Esta espectacular mansión alojaba cerca de doscientas habitaciones que se repartían de la siguiente manera:
En la planta baja, sala de espera, un gran hall, cocina, dos comedores de servicio, nueve habitaciones, seis baños y dos piezas de ropero.
En el primer piso también un gran hall, salón de honor, comedor, dos grandes galerías para cuadros, estudio, jardín de invierno, sala salón, salón para fumar y dos baños.
En el siguiente nuevamente un gran hall, capilla, sacristía, sala, loggia, escritorio, ocho dormitorios, cuatro baños y cuarto de ropero.
Por último el tercer piso, presentaba comedor, quince dormitorios, seis baños y cocina.Existía también un subsuelo que era utilizado como bodega y donde se encontraban las salas de calefacción.
Los interiores fueron realizados por los más conocidos artesanos de Europa.Abundaban mármoles, exquisitas pinturas, boisseries, parqués, mosaicos florentinos, valiosos muebles y artefactos eléctricos y arañas de la más espectacular calidad.
Rodeaba la construcción una reja artpistica con pilares de mampostería.
Cuando finalmente culminó su edificación en 1921, gracias a Elina Pombo de Devoto que fallecía ese año, el palacio quedó cerrado y abandonado.
Los Devoto no tuvieron descendendientes que pudieran haberse hecho cargo de la mansión.
Así esta maravilla arquitectónica repleta de riquezas en su interior quedaba sumergida en la traza de la manzana, oculta bajo un frondoso follaje por mucho tiempo.
Final anunciado
Por más de quince años el palacio que nadie habitó quedó como mudo observador de los progresos del barrio o lo que es peor sirviendo sólo como punto de referencia a transeúntes perdidos.
El juzgado interviniente en la sucesión de Elina Pombo de Devoto resolvió el remate del palacio en dos partes.Por un lado el exquisito mobiliario y sus revestimientos interiores y por otro el edificio vacío y su extenso terreno.
El primer intento fracasó ya que nadie ofertó ni siquiera la base estipulada.
Columnas de mármol botticino de una pieza, cristales enteros de cuatro metros, puertas de roble, estatuas de bronce, herrajes franceses, la gran escalera de roble, dos motores para ascensor, el magn´fico escritorio de palisandro y deás artículos increíbles se ofrecieron en la subasta realizada por el martillero Héctor Guerrico.
El 10 de Diciembre de 1938, un segundo ofrecimiento público por el palacio encontró comprador en el jóven químico César Tognoni, quien desde un primer momento intentó por todos los medios conservar la edificación.Pero los años de abandono y encierro habían hecho estragos en la residencia y para rehabilitarla hacia falta mucho dinero.Igualmente propuso instalar un sanatorio hospital para un público de clase media, sin embargo no encontró quien efectuara las reformas.Pensó entonces en crear una institución de asesoramiento industrial con laboratorios para estudiar y resolver problemas técnicos.Esa idea tampoco prosperó.Finalmente el Dr.Tognoni ofreció el palacio al Gobierno como alternativa para su preservación, pero tampoco encontró respuesta.
Así llegó el final anunciado y la inminente demolición.
Uno tras otro fueron cayendo los bloques de cemento ante la mirada atónita del vecindario que vió desaparecer de a poco lo que había sido declarado como orgullo del barrio.Las piquetas demostraron lo contrario y en un corto tiempo nada quedó del palacio que llegó a simbolizar a Villa Devoto.
Sólo la reja artística que lo rodeaba corrió mejor suerte al ser rehabilitada en la localidad de Martínez.
El solar se convirtió en un descampado que prontamente se subdividió en 38 lotes, escribiéndose así un nuevo capitulo de un barrio en constante progreso.
Sólo unos cipreses, testigos mudos de la masacre, siguen todavía en pie marcando el sitio donde alguna vez la historia fue otra.
(1) Enrique Germán Herz
Villa Devoto.Un barrio de quietud patriarcal
Cuadernos de Buenos Aires N° 49
Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires
-1978-
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