En el plano cartográfico de 1885 confeccionado y firmado por el ingeniero Juan Antonio Buschiazzo y Andrés Cremona, se observa la delineación efectuada en un amplio y ancho terreno, con construcciones antiguas a demolerse para la proyección de la magnífica residencia para las familias Unzué, Alzaga y Alvear.
En un bloque compacto, Buschiazzo logró edificar tres casas distintas.Para poder identificarlas diremos que los límites están impuestos por sus dos cúpulas centrales que simbolizan una de las residencias, la de Concepción Unzué de Casares (1864-1959), que es la de mayor dimensión.
En su extremo este se ubica la de Angela Unzué de Alzaga (1859-?) y en su lado oeste la de Maria Unzué de Alvear (1861-1950), todas hijas del matrimonio de Saturnino Enrique Unzué Rey (1826-1886) y Concepción Vicenta Gutierrez Capdevila (1842-1873)
La obra de Juan Buschiazzo estaba compuesta por subsuelo donde se encontraban las dependencias de servicio.Su planta baja se caracteriza como todas las construcciones anteriores al siglo XX, por lo pronunciado de su ornamentación con paños bien marcados, con altas puertas de madera con arcos de medio punto y seguidilla de ventanas con frontis semicurvos y pequeños balcones de herrería artística.
En la planta superior el mismo lineamiento de las ventanas pero con frontis triangular y balconcitos de balaustres.Sus cuatro balcones salientes están en línea con cada una de las cúpulas, sobre éstos, grandes frontis semicurvos muy ornamentados soportados por dos ménsulas decorativas.El pronunciado cornisamiento da paso a la mansarda inclinada con lucarnas mientras que las imponentes cúpulas de cuatro lados, estilo piramidal, están bellamente decoradas por herrería artística.
Primeros cambios
Maria de los Remedios Unzué Gutierrez Capdevila, casada con Angel de Alvear Pacheco (1858-1905), pronto siente la necesidad de ampliar su residencia adquiriendo para eso la esquina lindera a su casa.
Es aquí donde la obra de Buschiazzo sufre su primera mutilación.Uno de los extremos de la construcción primitiva quedó sepultado por la nueva construcción, aunque respetando los niveles de aberturas, cornisamiento y altura originales, que hacen esquina y bajan por la calle Libertad
Pero no solamente perdería una de sus cúpulas sino que las lucarnas de la mansarda se convirtieron en grandes ventanas.Incomprensiblemente también retiraron su otra cúpula extrema, sólo sobrevivieron las dos centrales aunque redujeron su tamaño y cambiaron sus rejas artísticas de su coronamiento.
El proyecto de ampliación y nueva reformulación de fachada corresponde al arquitecto francés René Sergent, profesional muy solicitado por esa época (c.1912) pero que solamente diseñaba sus trabajos desde su estudio parisino.
Sergent realizó la casa principal en estilo Luis XVI y sobre la bajada de la calle Libertad, una casa menor que servía de alojamiento de los innumerables empleados que deambulaban por la mansión.
Curiosa decisión de Maria Unzué de Alvear de ampliar su casa cuando nunca tuvo descendencia, sólo una innumerable cantidad de sobrinos que adoraba. Luego de la muerte de su esposo en 1905, se dedicó aún más a las obras de caridad desde la Sociedad de Beneficencia que llegó a presidir.La casa fue escenario de grandes tertulias y reuniones benéficas.
Una de sus sobrinas preferidas, Angela Maria del Rosario Unzué de Gonzalez Guerrico falleció joven, a los 32 añosmuy dolida hizo edificar en su memoria la Iglesia Santa Rosa de Lima, en cuya cripta descansan la benefactora Maria Unzué y Angel Alvear.
1940 fue el año definitivo para lo que quedaba de ésta gran obra de Buschiazzo que desaparecería para siempre, por lo menos en la estética de su fachada.Ese año significó que para los propietarios,sus ostentosas edificaciones eran muy dificiles de mantener.
Algunos pasaron directamente de sus dueños a la piqueta, algo que ocurrió realmente en el entorno de la Plazoleta Carlos Pellegrini.
La residencia de Angela Unzué, casada con Félix Gabino de Alzaga (1853-1919) y sus hijos fue testigo también de exquisitas fiestas y recepciones.
El primero de sus hijos llamado igual que su padre y abuelo materno, Félix Saturnino de Alzaga Unzué (1889-1974), en 1916 se casa con su prima segunda Elena Peña Unzué (1892-1982), la pareja estuvo conviviendo con padres y suegros durante cuatro años, que es el tiempo que insumió la construcción de su mansión que aún subsiste sobre la bajada de Cerrito y que hoy forma parte de una exclusiva cadena hotelera.
Decíamos que la parte de la mansión perteneciente a los Alzaga Unzué sería demolida luego de ser comprada por los propietarios del terreno lindero en el cual construyeron un edificio de departamentos de gran dimensión.También había desaparecido pocos años antes la casa de su hermana Maria Unzué de Alvear, precursora de los cambios impuestos a una misma obra.
http://mapa.buenosaires.gob.ar/?lat=104256.509553&lon=107341.536049&zl=8&map=fotografias_aereas_1940&ver=2&dir=1060:1400::0
Ultimo vestigio y nuevos comitentes
El último vestigio del proyecto original de JAB fue modificado también ese año (1940), donde el estudio de los arquitectos Acevedo, Becú y Moreno le daban una nueva lectura a su fachada.Como la distribución seguía siendo la misma sólo intercambiaron balaustres por herrería artística, modificaron ventanas, redujeron el tamaño de sus dos cúpulas y la despojaron de su rica ornamentación.En su interior quizás se hayan efectuado algunas reformas aunque probablemente se respetó el planteo original.De todos modos no hay datos que lo afirmen.
La antigua residencia ya reformada perteneciente a Concepción Natalia Unzué de Casares, dama dedicada a la beneficencia y la caridad, realizó junto a su hermana Maria importantes donaciones y obras para los pobres y no dudaba en contratar a los mejores profesionales de la arquitectura para llevar a cabo esa misión.
Seguramente la reformulación en la facahda de su resdencia responda a que la ya antigua edificación había sufrido demasiados cambios y mutilaciones.
Concepción Unzué fallece en 1959, siendo la última de sus hermanos y escribiendo así el prólogo de una nueva historia a desarrollarse en ese solar.
En 1966 el exclusivo Jockey Club adquiere la propiedad ya que necesitaban con urgencia hacerse de una sede definitiva luego del trágico incendio sufrido en su majestuoso edificio de la calle Florida, cuyo terreno finalmente sería vendido en 1967.
La última sede social del prestigioso Jockey Club sería habilitada en 1968, abriendo así otro capítulo de las innumerables historias que existen en nuestra ciudad.
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